LOS NIÑOS ASESINADOS: !FUERON LAS FARC!
Joaquín Gómez ordenó asesinar a los niños de 4, 10, 14 y 17 años de edad, con la instrucción precisa de violar salvajemente a la niña para que la “traidora” a la causa escarmentara y aprendiera que con las FARC no se juega
Los niños asesinados: ¡Fueron las FARC!
Joaquín Gómez ordenó asesinar a los niños de 4, 10, 14 y 17 años de edad, con la instrucción precisa de violar salvajemente a la niña para que la “traidora” a la causa escarmentara y aprendiera que con las FARC no se juega
Por Ricardo Puentes Melo
Febrero 18 de 2015
Cuando el camarada Santos ordenó al Director de la Policía Nacional que en menos de 3 días debería capturar a los asesinos que perpetraron la horrible masacre en el departamento de Caquetá, muchos colombianos pensaron que ahí había gato encerrado. Y tenían razón.
El show mediático de Santos, repartiendo órdenes a diestra y siniestra, seguro de que habría capturas, nos llevó a desconfiar de quien siendo ministro de Defensa se inventó el cuento macabro de que las Fuerzas Militares tenían como propósito institucional el asesinar civiles para hacerlos pasar como terroristas.
El espectáculo de las capturas estuvo dividido en varios capítulos. Primero decían que se habían pagado 500 mil pesos y que eran tres asesinos; poco a poco fueron subiendo el número de sicarios y de dinero, y hasta hace unas horas ya iban acomodados a las malas 11 asesinos y un millón de pesos en ese crimen.
Le echaron el cuentico a la opinión pública de que la causa había sido por tierras, pero se les olvidó un pequeño detalle: la madre de los niños asesinados, Victoria Grimaldo, es desmovilizada de las FARC, y todos saben que un desmovilizado no puede regresar al territorio donde delinquen los terroristas de las FARC, porque la venganza de los bandidos es terrible.
Y resulta que esas tierras del Caquetá, donde está la vereda El Cóndor (sitio del asesinato) es área de influencia del terrorista Joaquín Gómez quien, a pesar de los anuncios del gobierno y de las FARC acerca de su intención de no reclutar más menores de edad, lo estaba haciendo en la región.
Según nuestras muy confiables fuentes, Joaquín Gómez le exigió a su antigua correligionaria en el crimen, que les entregara al joven de 17 años y a la niña de 14 años como cuota de apoyo a la revolución.
Y como la desmovilizada se negó, aseguran nuestras fuentes, Joaquín Gómez ordenó asesinar a los niños de 4, 10, 14
y 17 años de edad, con la instrucción precisa de violar salvajemente a la niña para que la “traidora” a la causa escarmentara y aprendiera que con las FARC no se juega. Y estos “capturados”, si todo marcha según lo planeado por esa mafia, no pagarán más de 3 años de cárcel. O eso, o los matan sus contratantes.
El camarada Santos debe conocer muy bien esta verdad, igual que el ministro Pinzón, el Fiscal General Eduardo Montealegre, Sergio Jaramillo y Humberto de La Calle. Pero como necesitan seguir con el tétrico sainete, se inventaron lo que se inventaron.
Acá uno no sabe quién es más desalmado: el que ordenó la masacre, los que la perpetraron, o la joya que tenemos de presidente quien, junto a sus coequiperos en la perversidad, desprecian la vida de inocentes criaturas que parecieran haber nacido con el único propósito de satisfacer la obscena y lujuriosa pasión de Juan Manuel Santos por ofrecer niños en sacrificio abominable para saciar la sed de sangre de sus amigos, los terroristas.
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